SOULFIGHTER STORM SEGUNDA TERMPORADA
Capitulo 1 No one but you
Shim Changmin
La verdad es que no recuerdo exactamente cuando comenzamos a distanciarnos.
Pasaron varios años cada vez descansando menos.
Se volvieron como los primeros días en korea, llenos de estrés, falta de
descanso y tensiones. Pero teníamos el tiempo contado para cumplir nuestro
objetivo. Y lo hicimos...hicimos historia, seguimos batiendo records en Asia y
conquistamos europa...
El resto del mundo fue nuestro.
Aún cuando comenzamos a hacer trabajos en solitario, nunca dejamos de actuar y
sacar juntos cada disco Koreano en septiembre.
Pero finalmente llego el momento para todos de ir al cumplir el servicio
militar. Yo fui antes del límite máximo, para ir junto con los demás.
En el fondo el servicio militar resultó ser un merecido descanso. Yo presté
servicio administrativo en un buen puesto gracias a mi carrera universitaria.
Los demás también, Jae por su lesión en la rodilla, y los demás por sus
problemas de visión.
Apenas nos vimos los unos a los otros durante ese tiempo. Tampoco dejaban usar
los moviles, y se que Jae se tuvo que estar muriendo poco a poco, pero me reía
al pensarlo, esperando que se les quitara el enganche a él y a Yoochun.
La verdad, necesitábamos un largo descanso los unos de los otros...el tiempo
juntos no había hecho mas que agravar los problemas de convivencia que siempre
existieron, y nos estábamos volviendo locos.
Al entrar al servicio militar y alejarnos en cierto modo de la vida publica,
todos recibimos tratamiento psicológico.
Yunho se adaptó mejor que nadie a su nueva vida, siempre había sido el más
adaptable de todos, y se mantuvo en buena forma sentimental ya que se fue
haciendo un pequeño rincón conservando su privacidad en cierta medida.
Junsu tenía su familia y su mundo interior, y Yoochun mejoró increíblemente
desde que su madre y su hermano se mudaron a korea.
Los casos mas graves éramos Jaejoong y yo. Sobretodo Jae.
Jaejoong no podía superar esa casi obsesión que tenía con todos nosotros y ese
sentimiento de dependencia del grupo. Era superior a él.
Y en mi caso, aunque tenía a mi familia, mi círculo de amistades estaba
reducido a lo que quedó en mis 14 años de infancia.....el haberme casi criado y
pasado adolescencia y cambio a adulto bajo semejantes circunstancias extremas
de vida...aislado del mundo real, me había desequilibrado de una manera que yo
no controlaba.
Nadie dijo ni una sola palabra sobre lo nuestro. Sobre Jae y yo.
Conseguimos mantenerlo oculto durante todo ese tiempo. Cercanos a los 30,
cuando tuvimos mas libertad en otros países, Jae y yo nos volvimos descuidados,
y algunos de nuestros manager sospechaban algo, pero nunca quisieron saber.
Nadie quiso indagar.
No querían saberlo.
Aun a pesar de la terapia ofrecida por el gobierno, y de que dudaba de si
alguno de nosotros había contado lo que paso durante mucho tiempo entre Jae y
yo, ninguno lo hizo.
Todos mentimos.
Todos lo omitimos.
Y después del tiempo que pasamos entre todos separados con muchos proyectos en
solitario, encontrándonos pocas veces para actuar como grupo, como un año y
medio, sumado a los casi dos años de servicio militar......
el hastío de la vida en común, el trabajo y el servicio militar nos fue
separando y tras casi 5 años fue casi como si lo nuestro nunca hubiera
ocurrido, como si lo hubiera soñado.
A veces nos comunicábamos todos por email, sobretodo porque Jae nos escribía
emails larguísimos para ordenarnos que le contáramos hasta el ultimo detalle de
lo que hacíamos.
Yunho simplemente escribía diciendo que estaba bien y que nos cuidáramos.
Los rumores de su relación con Yujin se convirtieron en certeza cuando él lo
confesó públicamente poco antes de ingresar en el servicio militar.
Por ello los periodistas no la dejaban a sol ni a sombra, aprovechando para
invitarla a programas para que hablara de él y de su relación, mientras el
estaba fuera de escena.
En principio la compañía se opuso a confirmar la relación, pero decidieron al
fin, que el escándalo provocado beneficiaria la popularidad del grupo mientras
estábamos fuera de la vida pública cumpliendo el servicio militar, para que no
se olvidara el publico de Yunho ni de nuestro grupo.
A todos se les hizo de repente difícil de superar el hecho de nuestra obvia y
radical caída de popularidad durante nuestra estancia cumpliendo el servicio
militar.
Jae desesperadamente intentaba seguir promocionando desde donde estaba.
Pero los psicólogos se lo impidieron.
Ya todos creíamos estar preparados para este cambio brusco de vida.
Pero no todos podíamos vivir con ello.
Habíamos vivido demasiado tiempo entre algodones, respirando y bebiendo fama. Y
aunque habíamos conseguido mantener un nivel tolerable y sano de modestia
gracias a nuestro equipo y mánagers...
Nuestro modo de vida, la manera en la que habíamos madurado como hombres, nunca
fue natural si no artificial. Metidos en nuestra propia burbuja de fama,
reprimidos por nuestra grandeza y la gente que nos rodeaba. Ahogados de
responsabilidad y falta de sueño.
Junsu se encontraba atado de pies y manos queriendo hacer miles de cosas que
nada tenían que ver con su trabajo en el servicio militar, al igual que Jae,
aún así.....Junsu siempre había sido más optimista.
Y yo...pobre de mi... con las ganas que tenía de perderte de vista, para que
tus manías dejaran de causarme dolores de cabeza, y en realidad ahora me
encontraba casi cada día pensando en como estarías, preocupándome mas de ti que
de mi.
Todo esto no podía decírselo al psicólogo, ni a nadie.
Siendo como era el sistema, si le hubiera contado nuestra relación, y lo que
sentía por ti, habrían intentado convencerme de que era algún desvarío mío
producto del estrés y de mi ambiente.....
No, no dije una palabra.
Pensé que me vendría bien desintoxicarme de ti.
Pensé que podría, de algún modo.
Los planes para el reencuentro como grupo eran grandes, eso era lo que nos
mantenía a todos con vida y esperanza.
Sacaríamos un disco koreano de vuelta...todos poníamos las esperanzas en ello,
aunque muchos teníamos ya otros planes adicionales para no quedarnos en la
cuneta, si la vuelta de tvxq no resultaba como esperábamos.
Unos seis meses antes del término de mi servicio, comencé a hacer verdaderos
planes.
Todos teníamos ya casas en seoul. Yo tenía una a las afueras para mis padres, y
otra en el centro para mí, que mis hermanas y mis padres estaban usando
mientras las niñas terminaban las carreras y yo no la usaba.
Manager, compañía y psicólogos nos habían permitido al fin, y sobretodo
aconsejado, que viviéramos separados. Todos pensábamos hacerlo así. Pero unos 6
meses antes, intenté buscar a Jaejoong , tenía que hablarle de algo que había
estado pensando y no le había contado a nadie.
Durante el primer año de servicio militar, me había sacado el permiso de
conducir al fin.
Y cogiendo mi coche, fui en busca de Jaejoong, en uno de mis días libres de
permiso en el cuartel. Él tendría que trabajar, pero quizá pudiera verle un par
de horas.
Cuando llegué después de unas dos horas de viaje en coche hasta su base, cerca
del pueblo en el que nació, tuve que esperar otras tres para que él tuviera
horas de visita.
Cuando me dejaron pasar, él estaba sentado en un banco al aire libre, de
espaldas a mí, bajo un árbol. Era una tarde de primavera, ya entradas las 6 de
la tarde.
Cuando estuve mas cerca, vi que se liaba un cigarrillo y lo encendía.
Me costó reconocerle.
Con el pelo tan corto, barba de dos días, había cogido algo de peso. Se le veía
algo más sano, eso si, incluso con mejor color en la piel.
Realmente, sin su ropa de ultimo modelo y sin peinar, podría pasar inadvertido
como un soldadito mas, nadie hubiera pensado que este chico había sido durante
varios años la flor de asia, sin competencia alguna. Para mi y para much@s,
siempre lo sería.
Al verme me sonrió con esa sonrisa de colegueo que ponía y levantó una mano
para chocarla, y saludarme a nuestra manera.
Le vi.....con ese aire que usa para rodearse de gente. Y me recordó al primer
día que le vi en Sm.
Él era para mi el dios de la popularidad y siempre lo sería. Nadie atraía la
atención de la gente como él.
Yo en cambio, era demasiado individualista como para eso. Tu te habías
encargado siempre de protegerme en ese sentido.
Yo podía brillar, pero tenía que ser a tu lado.
Te envidiaba, como el primer día.
Me diste un golpe en el brazo y me preguntaste que tal me iba.
Yo sonreí. Con mis gafas de sol puestas, como tu. Suspiré y me recargué en el
banco, mirándote de reojo con las gafas como escudo.
Resultaba casi extraño hablar de cosas personales ahora que todo estaba asi de
frío entre nosotros.
Pero tenía que decirte lo que había venido a decir.
Suspiré e hice que me dejaras hablar.
-Jaejoong en realidad.... bueno, para ambos en este período de 6 meses antes de
que termine el servicio, tendremos jornada reducida y podremos vivir fuera del
cuartel.-Ni siquiera hice una pausa para que te imaginaras a donde quería
llegar.- Quiero que vivamos en mi casa de las afueras.
Jae soltó el humo del cigarro y se giró para mirarme, a través de sus gafas de
sol.
Se rió.
-¿Quieres que vivamos juntos??- preguntó. Parecía hacerle muchísima gracia. No
paraba de reír.- pero si no me soportas!! Seguro que asistes a tus sesiones de
terapia?- me preguntó bromeando.
Yo no dije nada y me mantuve serio. Esperaste unos instantes antes de poder
tomarlo en serio, tu sonrisa desapareció poco a poco y miraste hacia otro lado.
-Aún quieres seguir con eso?- Me preguntaste seriamente de pronto, como si te
molestara, como si fuera algo que esperabas que nunca volviéramos a mencionar.
-Si llamas “eso” a lo que siento por ti, pues sí. Claro que sí. Creí que ya
lo sabias.- Le dije buscando su mirada oculta mientras trataba de quitarle importancia.
-No has venido a verme en todo este tiempo, ni siquiera estabas cuando fui a
visitarte.- Me recordó en un murmullo, mirando al suelo.
-Eso es porque tienes razón, no te soportaba.- hice una pausa para poder coger
aire y coraje.- Eso no tiene nada que ver con lo que siento.
Sonreíste de aquella manera falsa de nuevo y tiraste la ceniza del cigarro
mirando al suelo.
-cada vez te entiendo menos.-Dijiste riendo.- Todos estos años deseando
librarte de vivir conmigo... y ahora me dices esto...
-Sabes que te viene bien, saldrás de aquí un poco más. Tu casa está en seoul y
no te da tiempo de ir y volver en el mismo día.- le dije apelando a su
pragmatismo.- Se que quieres volver a seoul, se que quieres salir de aquí..
-Changmin.....siempre sabes como hacer que no diga que no a lo que tu quieres,
verdad?-dijo incorporándose y volviéndose para mirarme de frente.
Se hizo un breve silencio.
-Las cosas han cambiado, Changmin.- me dijiste.
-Lo se. Claro que han cambiado, para todos. No te estoy pidiendo nada....- le
expliqué, siempre mirando para otro lado.- Pero no quiero estar solo y supongo
que tu tampoco, mas vale malo conocido que bueno por conocer....
Te dije.
Y era todo una gran mentira.
Una completa y absoluta mentira.
Era cierto que todo había cambiado.
Lo estaba notando, incluso lo notaba en mi. Se me haría raro besarte ahora.
Eras casi otra persona distinta, alguien ajeno a mi.
Pero quería que siguieras siendo mío.
Esos celos que había sentido toda la vida, de que la gente acaparase tu
atención, la mayoría del tiempo. Gente nueva, Yunho, compañeros de trabajo,
etc.
Siempre había querido ser especial para ti, de algún modo.
- A mi también me está costando adaptarme.- confesó.- Eso ya lo sabes. Pero
solo iré si de verdad las cosas han cambiado.
-Claro que sí.- le dije sonriendo golpeando su hombro.- venga, toma, -le tendí
un papel.- aquí está la dirección para que puedas enviar tus trastos. Ya iremos
a colocarlos, total solo serán 6 meses.
- No me irás a cobrar ¿- preguntó Jae inseguro.
- ¿Bromeas? Claro que te cobraré, es MI casa! Yo no soy las hermanitas de la
caridad.
- ¡Pero qué dices!? Como eres, sabes que yo no te cobraría! Cuando te quedabas
en mi casa yo no te cobraba!- Me recordaste riendo.
- Bueno...quizá era porque tú también.......te llevabas algo a cambio.....-
dije algo entrecortadamente, evitando tu mirada.
De pronto noté que, como siempre, no habías pensado en ello antes de decirlo.
Me podría haber callado pero era así de sincero, aunque con mis palabras
enrarecí el ambiente. El tacto al hablar jamás fue lo mío y lo sabes.
Tengo que reconocer que aunque tu sacaste el tema, esos recuerdos ahora estaban
fuera de lugar. Había madurado lo suficiente como para darme cuenta de eso, aunque ya no pudiera cambiarlo.
Intenté sonreír para que no nos quedáramos estancados ahí. Pero fue en vano.
- ¿Fuiste a visitar a Yunho?- Pregunté. Quería desesperadamente romper aquel
silencio y no pensé bien en la pregunta....estaba siendo demasiado obvio quizá.
Tu simplemente asentiste un poco con la cabeza mientras le dabas otra calada al
cigarrillo.
- Fui a veros a todos Changmin, te lo dije en el e-mail.- Dijo con voz
cansada.- Como siempre, fue Yoochun el único que me recibió.- Dijo con el tono
cargado de reproche.
- Jaejoong, fuiste a visitarnos demasiado pronto, ni siquiera teníamos permisos
entonces, nos habían prohibido ....aconsejado encarecidamente que dejáramos de
vernos todos unos meses....podrías haber esperado hasta....
- ¿hasta ahora?- me interrumpió con profundo y agresivo sarcasmo.
Yo decidí no seguir con mi argumento. Él dejó escapar el humo de su cigarrillo
lentamente para calmarse.- Era antes cuando hacía falta.
Le miré de reojo en aquellos instantes, oculto por mis oscuras gafas de
sol.....y no pude cerrar los ojos y apretarlos....queriendo cogerte de la mano
quizá, qué se yo....
De pronto me dolieron todas aquellas noches que habrías llorado en tu soledad
rodeado de hombres desconocidos que no éramos nosotros, mordiéndote los labios
hasta sangrar para que nadie te escuchara.
Yo había llegado a alegrarme de que no estuvieras allí a mi lado cada noche
fría que dormía en aquél catre.
Algunas veces porque hasta los huesos me dolían de no poder abrazarte antes de
quedarme dormido.
Algunas veces porque me alegraba de no tenerte cerca, y que nadie me viera
correr hasta tu cama durante la noche. Creí que estando lejos, estaba libre de
ti y de este amor obsesivo que absolutamente nada conseguía apagar.
-¿Insinúas que todos hemos sido felices durante este tiempo sin tener que
verte? ¿Que te evitábamos porque teníamos ganas de perderte de vista?- le
pregunté sin rodeos. Y sabía que él odiaba eso. Apretó los labios
imperceptiblemente.- Pues claro que teníamos ganas de perderte de vista, igual
que tu a nosotros..... necesitábamos esto y lo sabes..... ¿quieres acabar como
algún loco pringado colgado de sí mismo? – notaba que se estaba cabreando pero
no paré.- No, jaejoong, nosotros no acabaremos así, sé que tu nunca has querido
eso.
Se movió incorporándose del respaldo del banco y me dio la espalda, tirando el
cigarrillo.
- Me alegro de que para ti todo sea siempre así de fácil.- Me dijo con su tono
de reproche de nuevo. Loco de mi, no sabía por qué demonios lo adoraba.
- Sabes que siempre has sido capaz de convencerme de casi cualquier cosa.... y
esa fue la primera.- Te recordé con el tono de mi voz cargado de cariño.
De todo ese cariño que hacía tiempo que no te daba y se agolpaba ahora mismo en
mi garganta sin poderlo evitar. No sabía que hacer con él ahora mismo......
Ni siquiera sentía el impulso de abrazarte. Era mucho más que eso.
-Me vendrá bien salir de aquí.- Dijiste dándote la vuelta de pronto y
sonriendo. Cuando alguien te llamó a nuestras espaldas. Y yo te miré con un “
si, ya lo se, tienes que irte” que tu intuiste de mi, bajo mis gafas de sol.
Intentaste despedirte y vi que tenías intención de abrazarme. Siempre lo
hacías. Aunque yo hubiera sido el más difícil de acercarse.
Pero te detuviste. No querías que nadie allí te viera. Y yo internamente te lo
agradecí, porque no sabía como podría sentirme.
¿Y si me abrazabas y no te
dejaba ir?
¿Si me abrazabas y te atrapaba en mi abrazo hasta que dejáramos de respirar?
Rápidamente, me despedí, quedando contigo en un día para trasladar las cosas.
Había conseguido lo que quería, y estaba satisfecho con eso.
Nunca pensé que tu aspecto me sobresaltara tanto. Era tan masculino....poco que
ver con tu imagen de antes.
Aunque se notaba que te seguías cuidando en exceso, no era lo mismo.
Y yo fantaseaba con la idea de que al fin, te hubieras moderado un poco en ese
sentido, que nos hubiéramos nivelado y que todo en la convivencia iría mejor.
Aunque fuera tu Tongsaeng, realmente pensaba que casi todos nuestros problemas
de convivencia se debían a tu vanidad.
Aquella noche, al volver a casa, no pude dormir. Me dediqué a llamar por
teléfono a los chicos. Cuando le conté a los demás que pensábamos vivir juntos,
todos rieron.
Pensaron que era una broma.
Para los medios no seria nada raro, al fin y al cabo habíamos vivido muchos
años juntos. Era lo lógico y normal según las circunstancias.
Me quedé tranquilo todo el tiempo hasta que pudimos entrar en la casa. Aunque
yo estuve 3 días antes que él allí, acomodando el piso. En realidad nunca había
vivido solo, solo. Como tú antes de debutar.
Llegaste una mañana de primavera a mi casa, y me sorprendió la ilusión que me
hacía toda aquella situación. Nada más llegar te comenté que Yoochun se había
ido a su casa con su familia, hacía dos dias, viviría allí estos últimos seis
meses.
Yunho estaba más lejos, en el sur, pero podía quedarse en casa de sus padres,
él iría a finales de semana. También hablamos de Junsu que estaba cerca del
pueblo de sus abuelos, ahora fallecidos. Toda su familia se había mudado allí
desde que él comenzó el servicio. Él se había mudado ayer, dos días mas tarde
que yo.
Nada mas llegar Jaejoong me hablaba de hacer fiestas en casa para sus amigos de
cuartel. Yo no los conocía ni quería hacerlo. Pero me mantuve en silencio
escuchando sus planes sin decir palabra. Aunque para él mi gesto serio fue
signo de que no me parecía muy bien. E intentó, como siempre, convencerme.
-Venga, Changmin, acabas de hacer 29 años....y sigues siendo tan abuelete como
a los 19 ....por díos, tómate unas buenas cervezas en tu casa con tus colegas
del cuartel.....juntaremos a los míos y a los tuyos.- me decías mientras te
ayudaba a sacar cosas de las cajas.
-No creo que los amigos que hayas podido hacer en tu cuartel vayan a encajar
mucho con los míos......- te contesté con sorna. No me hacía falta verlos para
imaginarlo. El comentario, le ofendió profundamente seguramente porque era
cierto.
-Bueno, hay que conocer gente de todo tipo, nadie debería estancarse solo en un
ambiente...- se estaba tirando a la piscina con ese comentario. Sabía que
cuando se relajaba no era precisamente elocuente ni sofisticado.
-Ok ok, pero tiene que ser tan pronto?- intenté pedirle tiempo muerto, aunque
en realidad me imaginaba que sus brutos amigos le estarían preguntado cada día
cuando sería la famosa fiesta en su casa, de la cual seguro había hablado ya a
todo el mundo, y él se sentiría agobiado porque deseaba complacer a todos.
- bueno... mejor cuando hayamos recogido un poco toda la casa y nos hayamos
instalado bien.... por cierto, es preciosa.- Dijo sonriente mirando por la
ventana de mi habitación que ahora él ocuparía. Miró al jardín y sonrió.- Por
qué no bajamos al jardín a tomar algo eh? Yo ya estoy cansado de hacer esto,
luego seguimos....
Me alegré porque ya me había aburrido pero en él era extraño, sacaba una
especie de entretenimiento en ordenar compulsivamente las cosas....al menos el
Jaejoong que yo conocía.
Busco cosas frías de beber en la cocina y sacó de una caja unos aperitivos
secos de alga para tomar con la cerveza que tenía en la nevera. Era realmente
lo único que había.
-Sabes que tendremos que pedir la compra por internet? Odio eso.- Dijiste
mientras preparabas las cosas y me dabas la mitad de lo que llevabas para que
te ayudara a sacarlo fuera.
-Si, seguramente si fueras mas de dos veces a comprar al supermercado, incluso
en un sitio como este...nos seguirían. Te ha llamado Hyukjae hyung? – te
pregunté.
-La verdad es que no. Le has dicho que venía aquí?- Preguntó mientras nos
sentábamos ya en la terraza del jardín. Negué con la cabeza y nos reímos.
Quizá dirían algo pero.... y qué? Ya no podían impedirlo. Esto era tiempo
regalado, en realidad aún cumplíamos servicio militar.
Un pequeño oasis que compartir con Jaejoong.
Mientras nos veía a ambos beber cerveza fresca en el jardín de mi casa, sentía
mi corazón estallar de alegría. Me sentía nervioso, como si pudiera saltar de
la silla en cualquier momento.
Estaba junto a ti, y estábamos solos, compartiendo esto....parecía simple,
insignificante.... pero para mi lo era todo. Por un momento me olvidé de tu
nombre y el mio, de cómo nos habíamos conocido, de mi trabajo, de mi
carrera.....
Solo estábamos tu y yo... tomando algo juntos en el jardín de nuestra casa. Y
sentí que podrían escaparse las lágrimas de mis ojos.... escondí mi sonrisa
nerviosa tras el vaso.
Al rato sólo podía reír....pensarías que era por tu conversación, por la manera
de burlarte de tus superiores en el cuartel.
Pero no quería que supieras porque era tan feliz en ese momento porque ni siquiera
yo podría explicarlo.
Y mientras te miraba a los ojos cuando hablabas, inocente de mi, pensé que no
necesitaba más de ti que esto. Me engañé por unas horas creyendo que solo había
extrañado tu compañía, que si solo estabas en mi vida de esta manera sería
feliz.
Realmente, nunca llegamos a recoger del todo toda la casa, era demasiada
perdida de tiempo y queríamos aprovechar nuestro tiempo libre.
Tu habías recuperado las ganas por jugar a videojuegos de nuevo, y juntos nos
compramos un par de portátiles y comenzamos a jugar online junto con Junsu.
Yunho supongo que no tenía tiempo.
Yo me alegraba de que hubieras perdido las ganas de hacer esa fiesta en casa.
Pero los medios de comunicación no parecían haberse enterado aún de que
vivíamos juntos y no teníamos gente siguiéndonos a todas partes.
Era como vivir una post adolescencia de nuevo. Ya se nos había olvidado como
era vivir mas o menos normalmente en korea y teníamos miedo de perderlo de
nuevo.
Quizá por eso te lo habías pensado mejor y habías decidido llamar la atención
sobre la casa lo menos posible.
Yo disfrutaba como un niño pequeño de esa atención que recibía de ti, la cual
tenía como nunca.... ni en mis mejores sueños habría podido idear algo así.
Cuando volvía de trabajar pisaba el acelerador para poder estar en casa antes
de que llegaras y recibirte. Pasábamos prácticamente todo el tiempo juntos
después del trabajo. Y, hacíamos lo mínimo ambos por limpiar la casa.
Hasta que te trajeran tu coche desde Seoul, yo te llevaba al trabajo cada dia,
y uno de tus compañeros te traía por las tardes.
Aunque tenía que despertarme mas pronto de lo normal, lo aguantaba, mas que
nada porque tu me despertabas casi siempre, yo me quedaba dormido. Te sentaba
bastante mal porque te gustaba ser puntual.
La casa tenía dos baños, pero uno de ellos tenía una ducha estupenda con
hidromasaje. Por supuesto Jaejoong siempre estaba allí el primero cada mañana,
pero ese baño era el mas cercano a la habitación que yo ocupaba, que antiguamente era la de
mis padres. Él seguía en la que había sido mía.. La de mis hermanas permanecía
desocupada, aunque llena de cajas con ropa, zapatos y otros abalorios de
Jaejoong que como siempre, no había tenido si quiera oportunidad de usar.
De modo, que cuando me levanté un día, medio dormido, entré y allí estaba él.
Duchándose despreocupadamente.
Era la primera vez en casi 10 años que su cuerpo volvía a estar como aquél
primer verano después del debut. Moreno, fibroso, con algo más de peso de lo
que se había vuelto normal en su madurez.
Sus músculos estaban algo más proporcionados, sus piernas más fuertes.
Su aspecto era indudablemente mucho más masculino de lo que había sido en años,
y fue un gran impacto para mi. Hacía ya mucho tiempo que no le veía desnudo.
Deseaba que no se girase y me viese, porque no podía apartar la vista de él.
Con ambas esas fuertes manos tras de su cabeza, frotaba con jabón su nuca,
revolviendo la espuma entre su corto pelo.
Y de su nuca sus manos bajaron por su pecho, su trasero, sus piernas, su pecho
de nuevo....se detuvo allí...y luego siguió bajando de nuevo, y suspiró.
Y en ese momento recordé lo que Jaejoong solía hacer durante las duchas.
Y tuve miedo.
Miedo de seguir mirando, miedo de apartar la vista.
Me asustaba seguir mirando, y ver algo que me desagradara. O lo que era aún
peor, que me gustara.
Y también tenia miedo de seguir conservando estos sentimientos por el y que
ahora….verle desnudo me desagradara de verdad.
Durante este tiempo en el servicio militar, me había dado cuenta de que compartir
la casa con chicos como nosotros y compartir habitación y trabajo con hombres
normales y corrientes, no tenía nada que ver.
Al principio me preocupaba mostrar interés por alguien o algo que viera,
durante las duchas, quizá….
Pero.........
No
No quería ni mirar. No me atraía en absoluto, quizá todo lo contrario. No podía
si quiera atreverme a acercarme al cuerpo de cualquier otro hombre....
otro que no fuera el tuyo.
En cambio no podía dejar de mirar las faldas de las asistentes de oficina.
Imaginar como siempre, como sería su ropa interior..eso si me causaba un leve
cosquilleo.
Si, pero definitivamente ninguna de esas pieles tendría tu aroma, sus labios y
la forma de su cuerpo no serían como la tuya. Siempre la imagen de cualquier
mujer para mí estaría incompleta....
Tenía un problema.
Un verdadero problema.
Sólo podía desearte realmente, a ti.
De modo que no sabría que hacer si Jaejoong seguía con lo que ya sabía que
iba a hacer.
Pero no podía moverme. La curiosidad me mataba.
Estuve a punto de darme la vuelta, cuando lo escuché….
Había algo que no había cambiado en absoluto. Cerré los ojos al escucharlo de nuevo y sentir esa sensación conocida por todo mi cuerpo.
Esos sonidos......esos sonidos que salían de su boca....
Esos infernales y pecaminosos sonidos que salían de entre sus labios, como una
dulce y mesmerizante melodía que le ganaba el pulso a mi razón.
Esos sonidos trajeron un maremoto de sensaciones a mi mente. Una oleada inmensa
de recuerdos latentes y dormidos bajo mi piel.
Tenía miedo de cerrar los ojos, y por un momento casi sentirte entre mis brazos
de nuevo, sudando y gimiendo junto a mi.
Y me estremecí.
No quería dejarme llevar e hice ruido con la puerta para que te detuvieras.
Cuando me oíste, sin girarte, cambiaste de posición.
Al fin cerró la llave del agua. Y no me dio tiempo a salir antes de que me
viera.
Le vi desnudo y mojado frente a mi, con su miembro completamente despierto.
Me miro a los ojos un poco confuso por mi presencia.
Traté de no recorrerle con la mirada, de retener la mía en sus ojos...
Pero fue completamente imposible.
-Pasa si quieres, ya he terminado. –Dijo tranquilamente, colocándose una toalla
a la cintura.
Sin levantar una vez más la cabeza por vergüenza, me quité toda la ropa y
prácticamente salté a la ducha.
Pude ver como me miraba de reojo al entrar, a través del espejo.
Yo, nervioso, intenté ducharme deprisa y de espaldas a él, para poder ocultarme
de su vista. Pero antes de que terminara, él salió por la puerta para vestirse.
Suspiré aliviado.
No estaba excitado. Hubo una época que con solo verle así me habría tirado
sobre él sin dudarlo.
No estaba excitado, pero no me había resultado indiferente en absoluto.
Quizá si hubiera presenciado algo más....si hubiera estado frente a él un poco
más.....
Había resultado un gran impacto para mí.
NO sabía qué sentir.
Pero estaba casi temblando. El bote del jabón se me escurrió de entre las manos
sin querer, chocando estrepitosamente contra el suelo de la ducha.
Renegué y me agaché para cogerlo. Intenté ducharme lo más deprisa posible, para
no dejarme llevar, para no permitirme recordar ni durante un segundo lo que mis
ojos acababan de ver.
Que mis manos al tocar mi piel no extrañaran la suya.
Que aquel diabólico sonido salido de sus labios no volviera a mi mente.
Finalmente tuve que terminar la ducha con agua completamente fría.
Finalmente, después de varias discusiones, gracias a dios le trajeron su coche
y las peleas de por la mañana terminaron.
Conduciéndolo se sentía un poquito mas él mismo, se sentía un poco mas
Youngwong Jaejoong de nuevo…..y menos Kim Jaeboo….menos alguien anónimo….
aquella situación que le mataba por dentro lentamente….
Pasaron tan sólo un par de días más después de aquél, hasta que llegó el fin de
semana.
En tan sólo aquellos dos dias me dio tiempo a arrepentirme en cierto modo de
que no discutiéramos por las mañanas, ya que al tener tu coche....desde
entonces, venías mucho mas tarde a casa.
Aquella noche de sábado que tuvimos libre, nos pusimos uno de los primeros
conciertos para reírnos de nosotros mismos. Pero yo no podía dejar de mirarle.
Pocas veces en años de convivir con él le había visto con tanto tiempo sin
afeitarse, aquel pelo tan corto que le robaba toda la personalidad a su
redondeado rostro. Y yo seguía sin estar acostumbrado.
Era increíble como el aspecto de Jaejoong cambiaba tanto según como se
arreglara.
Mi cuerpo estaba ancho e imponente, fuertes y grandes músculos que tu jamás tendrías. Todo ese ejercicio durante todos estos años habían dado paso a mi nueva figura consolidada a los 24. Desde entonces siempre había llevado el pelo corto. Pero Jaejoong....no había
llevado el pelo tan corto en toda su carrera.
Vimos uno de los recopilatorios que la compañía nos hizo como regalo en la
despedida hacia unos años. Había tantas y tantas imágenes divertidas de todos….
Sabia que Jaejoong disfrutaba muchísimo de verlo, y en el cuartel no se podía.
Los psicólogos nos habían prohibido hacer ciertas cosas, pero yo no hacia caso
alguno.
Aún no sabían que viviría con Jaejoong, me lo habrían prohibido.
También nos dijeron que no viéramos estas cosas….seguramente el psicólogo de
Jaejoong no le dejase ver este video, pero…yo solo quería hacerle feliz.
Yo me había visto hasta el aburrimiento el video, ya que en la parte del
cuartel donde yo estaba, podía hacerlo, era menos estricto y mas
administrativo.
Comíamos palomitas..sentados en el pequeño sofá con los pies sobre la mesilla
de te. Esparramados sobre el sofá como siempre solíamos hacer todos en casa.
Jaejoong se reía y comentaba los videos, mientras yo no podía hacer otra cosa
mas que observarle, sin poder hacerme a la idea de su nuevo aspecto.
Después de habernos bebido ambos unas 4 cervezas, de repente, sin querer, lo
hice.
Como mucho tiempo atrás, una noche, con alcohol en mis venas, en la intimidad
del salón, mientras miraba su conocido perfil, y lo extraño para mi de su
aspecto, alargue una mano hasta su mejilla, y toque su áspera piel cubierta de
vello con mis dedos. Para asegurarme de que estaba allí.
Recordé las veces que le había visto afeitarse, durante años…
…dios mio……Jaejoong ME había enseñado como afeitarme…
.. de hecho, el lo hizo por mi, la primera vez hace tantos años…..
La confusión invadió mi mente una vez mas. Sentía extrañas cosas en mi cuerpo…
.....mis sentimientos por ti, se retorcían, se agitaban…
....cambiaban de tonalidad hacia un afecto fraternal, luchando con el deseo que
nacía de mi al observar tus labios y tocar tu mejilla.
El remolino de sentimientos se hacia tan fuerte que me costaba respirar. Me
seguí acercando casi sin darme cuenta hasta que mi aliento rozo tu mandíbula. Y ahí estaba esa
punzada en mi estomago….esa opresión en mi pecho:
Deseaba besarte.
Deseaba cerrar los ojos y hundir mis labios en tu cuello…
… una vez mas…
…sin preguntarme por qué.
Cerré los ojos reprimiendo un sollozo.
Apoyé mi frente sobre tu hombro, y recargue mi peso.
Tu lo notaste y no dijiste nada, te quedaste donde estabas, bebiendo de tu
botella, mirando la televisión. Mientras yo apretaba los nudillos para no
abrazarte, ni tocarte, que era lo que mis brazos luchaban por hacer.
El roce de tu piel…era el mismo, la firmeza de tus hombros….
Me quede allí con mi cabeza recargada sobre tu hombro, sintiéndome feliz de
tenerte junto a mi, de notar tu calor.
En aquel momento pensé que eso era bueno, que me resistía a lo que sentía por
ti…que equivocado estaba…
...esa era la peor señal de todas.
“lo siento, jaejoong, lo siento.”
Después de todo, a pesar de la distancia y el tiempo...ni siquiera ahora no puedo llegar a quererte como tu quisieras…..como yo quería quererte
en un principio. Resultaba tan irónico, que de alguna manera todo ocurriera al
revés ahora…
Yo estaba luchando por que mis sentimientos volvieran a lo que eran, antes de
aquella noche…
Pero seguían ahí..solo que unidos a mucho mas.
Hacía tiempo que no bebía, a diferencia de ti, y por eso me quedé dormido sobre
tu hombro sin saber cuándo.
Y esa fue la última vez que hicimos algo juntos en casi 2 semanas. Por las
mañanas salías mas temprano que yo, por las noches volvías tan tarde que a
veces no podía dormir hasta que no escuchaba el sonido de la puerta.
No te dije nada porque me sentía culpable. Pensé que era tu reacción o castigo
a mi extraño comportamiento de aquél sábado.
Recordaba perfectamente que me habías dicho que solo querías vivir conmigo a
condición de que aceptara que todo había cambiado. Y durante todo ese tiempo,
moría de miedo pensando en que en cualquier momento me dirías que te querías
ir.
Pensé durante todo aquél día que no sabía donde estabas, como abordar el tema y
saber el por qué de tu ausencia.
Mis padres me habían llamado para que me fuera a seoul a pasar el fin de semana
con ellos, pero les puse una excusa.
Quería verles pero temía que cuando volviera ya no estuvieras.
Cuando caminaba por el salón, apenas pasadas las 4 de la madrugada de aquel
sábado, escuche el chirriar de las ruedas de un coche.
Me asomé a la ventana y las luces de tu coche me deslumbraron.
Fui hacia la puerta de la casa y al abrirla, vi como tu no conducías tu coche,
y escuché tu risa ebria apagada desde dentro del coche, mientras veía tu figura
recostada sobre el salpicadero mientras reías sin parar.
Aquél compañero tuyo que antes de que te trajeran el coche te traía a casa por
las tardes, un tipo de rostro simple pero resultón, vestido de calle y de
estrecha figura, bajó a trompicones del asiento del piloto y te abrió la puerta
del coche para hacerte bajar.
Yo hice el ademán de ir a buscarte para ayudarte a andar y evitarle el trabajo
al chico, pero entonces vi como te lanzabas hacia él riendo, rodeando su cuello
con tus brazos.
Y algo hizo “snap” dentro de mi. Me quedé clavado donde estaba.
Conocía tus actitudes mejor que tu mismo, y sabía lo que esa significaba. Y me
notaba comenzar a arder por dentro....lentamente.
En ese momento llegó un segundo coche con música alta que aparcó detrás del
tuyo, tocando el claxon.
Resoplé para conservar la calma y no montar una escena
para ordenarles a gritos que se comportaran.
Este era el barrio de mi familia, por el amor de dios.
Rechinando los dientes, me mantuve pétreamente quieto en la entrada de la casa
observando como aquél maldito idiota te traía hasta casa.
Cuando se acercaron simplemente entré a la casa esperando que le entrara y se
fuera lo antes posible.
-Buenas noches.-murmuré sarcásticamente al verles entrar, mientras iba a la
cocina a por un vaso de agua para Jae. Sabía que estando en ese estado pronto
lo pediría.
-Bbuenas noches.- contestó el tipo. Y Jae explotó en risas de nuevo.
-Calla calla, no digas nada que me echará mas la bronca.- dijiste con la lengua
enredada y sin rastro de educación en tus palabras. Aparté la vista al ver como
Jae se sujetaba de su cuello más firmemente.
-Toma las llaves del coche....en serio no quieres venir con nosotros a mi
casa?- preguntó el tipo en un tono que hizo que se me erizara el vello de la
nuca. Miré y le vi apretarte más a su cuerpo con uno de sus brazos
-E.. no- dijo Jae inseguro mirándome de reojo.- Gracias por traerme, iros ya,
es tarde-Intentó decir de manera simpática mientras le separaba con ambas manos.
El tipo dejó las llaves sobre una mesa y se acercó a la salida sin solarle la mano, yo
me hacía el distraído pero vi como antes de salir le cogió de la cintura
acercándole a él.
-Bueno, me llamas mañana?- Le preguntó junto a su mejilla, al oído, en su tono
también de borracho.
Jaejoong miró incómodo en mi dirección y eso fue lo peor que pudo hacer...
....su mirada de incomodidad hacia mi, hizo mucho más por hacerme perder los
nervios que cualquier actitud de ese estúpido.
-Sisi, venga vete ya, que ni siquiera cogerás el teléfono mañana.- Dijo Jae
intentando alejarse de él de pronto. El tipo parecía querer algún tipo de
despedida, y se inclinó sobre él.
Sin apenas notarlo mis pies caminaban hacia ellos, cogí con mi mano a Jaejoong
de su hombro y le aparté de él bruscamente antes de que sus labios llegaran a
la piel de Jae.
Empujé con fuerza al tipo hacia fuera de la casa, hasta hacerle casi caer. Me
miró confundido. Jaejoong balbuceó algo que no entendí.
-Ehh... que te pasa amigo?- Me dijo el idiota justo antes de ver mi mirada y
helarse de miedo.
Mi mandíbula estaba tensa, apretaba los labios hasta hacerlos casi desaparecer,
y deseaba que tan sólo me diera una mínima excusa para liberar esta rabia que
me invadía en aquél instante y me ahogaba hasta casi asfixiarme impidiéndome
pronunciar palabra.
-No vuelvas a dirigirte a mi de esa forma.- le dije en un tono ronco, mis
palabras casi imposibles de distinguir.
Jaejoong intentó sujetarme del brazo izquierdo pero de un tirón le aparté.
-Oye.. que te pasa, solo vamos a despedirnos.- insistió sin dejar de mirar a
Jae.
-Jaejoong ya se ha despedido. Sal de mi casa.- le dije a modo de última
advertencia, sólo quería que terminara de salir para poder cerrar de una vez la
puerta.
Pero el muy idiota, borracho como iba, cegado por la pálida piel y las oscuras
pupilas del amor de mi vida, intentó acercarse a él de nuevo.
Grave error.
Y perdí una vez más la cabeza por ti. Simplemente ocurría así, Jaejoong,
¿realmente puede alguien echarme la culpa por eso?
Dime.
Intentó el tipo pasar por mi lado, pero a la vez que te aparté con mi brazo
hacia atrás, sujeté al tipo por la camisa y recibió el primer golpe justo en la
mandíbula.
Él me miro incrédulo y dolorido, cayendo de espaldas sobre la puerta abierta,
que frenó su caída.
Un hilo de sangre salió de la comisura de su boca.
-Changmin, vale ya!! NO es lo que piensas.....- te escuché decir a mis
espaldas.
- Me importa una mierda!- bramé.- ¡Ni se te ocurra intentar ponerle una mano
encima de nuevo en tu miserable vida!- le grité al tipo. Él seguía mirándome
incrédulo.
- Pero... quién eres tu para...?- comenzó a preguntar el muy estúpido. Ésta vez
le cogí de nuevo de la camisa golpeándole contra la puerta, y con las dos manos
le tiré escaleras abajo fuera de mi casa al fin. El tipo cayó de espaldas y
rodó por el césped.
La panda de monos de afuera rieron al verle caer de culo bajo las luces del
coche. Ya que no sabían de que iba la cosa y seguro pensaron que se había caído
solo.
-Tienes 3 segundos para salir echando leches de mi jardín!!- Le advertí una
última vez.
-Changmin!- dijo Jae.
-UNA!
-Jaejoong ah, se puede saber qué demonios le pasa??- preguntó enfadado y
confundido.
......le llamó.....de aquél modo....
-DOS!
-Changmin vale ya!- me dijo Jae algo preocupado.- No es lo que piensas! Él y yo
no tenem...
-Por qué se pone asi? .....-intentó preguntar el otro a la vez.
Ni siquiera dije tres, mientras salía ciego de ira para darle el siguiente
puñetazo en toda la cara. Esta vez cayó al suelo.
Pude escuchar las exclamaciones de sorpresa del grupo desde el coche.
-Estás loco? Qué te pasa?- Preguntaba realmente asustado ya, mientras me tiraba
sobre él pegándole de nuevo.
-te he dicho que te largues de mi casa!- le grité.- Se te va ya la borrachera?
– Le pregunté cogiéndole de la camisa ahora salpicada de sangre de nuevo para
levantarle y acercarle a mi cara.
-Changmin ya basta!- Dijo Jaejoong aún sin salir de la casa.
-Vamos a ver si ahora me escuchas......como me entere de que has intentado si
quiera ponerle de nuevo una mano encima.....de cómo te dejaré la cara no podrás
volver a salir a la calle en tu vida!-Dije soltándole.- Asi que sala tu culo y ese cacharro de coche de mi jardín ahora mismo sin molestar a mis vecinos, o te juro que no saldrás de aquí respirando.
Parece que mirar mi cara de desquiciado de cerca, le había convencido casi más
que mis golpes. Me aseguré de que ni siquiera se volviera a mirar antes de
salir de allí a paso rápido y ahora algo menos borracho.
Jaejoong me miró incrédulo mientras entraba de nuevo en casa y cerraba la
puerta tras de mi. Al tiempo que todos se iban de allí en el otro coche, sin hacer ruido.
Le vi echarse una mano a la cabeza mientras fui de nuevo a la cocina. Volví y
le tendí el vaso de agua. Pensé que sería lo suficientemente prudente como para
guardar silencio. Pero iba borracho.
-Changmin ah, estas loco...como has podido hacer eso?? Ese chico me hacía el
favor de traerme en coche cada día antes de....- comenzó a decirme en tono
quejicoso sin coger aún el vaso.
- Esta claro por qué te hacía los favores...- Dije irónicamente. Jae
resopló.-No sólo te dedicas a no dirigirme la palabra en semanas, ¿además tienes
que rebozarme a este imbécil por la cara en mi propia casa?
- Ya te he dicho que no es lo que piensas.....-
Quería decirle que me daba igual lo que hiciera, quería decirle que no tenía
por qué darme explicaciones..
….quería mentir.....pero esas palabras se negaban a salir.- él mismo se quería
tomar libertades yo....
- ¿Intentas decirme que no lo viste venir? – le pregunté haciéndole callar una
vez más.....Para ese momento yo ya había visto por las obviedades que con
certeza no fue mi actitud de esa noche lo que le había alejado de mi estas dos
semanas....y en realidad no sé que dolió más.
En el fondo no quería seguir con esta conversación porque no quería explicarle
como me había sentido.....al ver a otra persona con sus sucias manos sobre
él....sobretodo otro hombre.... quien hacía delante de mis ojos justo lo que yo
intentaba reprimir. Lo sentí tan doloroso e injusto.
Si yo no podía tocarte.....ningún otro hombre podía.
Eso era un hecho.
-Tengo sed.- dijiste tiernamente, en un susurro. Te tendí en silencio el vaso
una vez más. Lo cogiste de entre mis manos y comenzaste a beber.
Te miré.
Con tu gorra puesta, tu camiseta ajustada de tirantes que provocaba hasta a las
piedras, tus pantalones caídos y tus playeras. Tus piercings brillantes sobre
tu oreja, tus labios rosa apagado, tu blanca piel y tus revueltos ojos,
grandes, hermosos y oscuros...
....como nuestro secreto.
Te miré beber agua inocentemente. Y me maldije mil veces a mi mismo por
sentirme como me sentía en aquél instante.
¿Cómo podías importarme tanto?
Sin darme cuenta, te quité la gorra y hundí mis dedos en tu pelo oscuro y
suave.
Tu no dejaste de beber hasta que no terminaste el vaso.
-¿ha pasado algo?- pregunté no sé por qué. Tu seguiste mirando al suelo y me
devolviste el vaso. Te tambaleaste un poco hacia mí, y yo tuve que clavar mis
uñas en el vaso para no soltarlo y rodearte entre mis brazos, y no volverte a
soltar nunca más.
-Será mejor que me vaya a la cama....no me encuentro bien.....- dijiste en un
susurro mientras andabas tambaleante hasta las escaleras que llevaban al
segundo piso.
Yo respiré al fin al verte subir del todo. Intentando soltar toda la tensión
que había en mi hacía unos momentos.
Dejé el vaso en la cocina. Cogí las llaves de tu coche y salí fuera dispuesto a
aparcarlo en el garaje. Quería mantenerme activo, distraerme, ocuparme, para no
correr escaleras arriba, aprovecharme de que estabas ebrio y devorarte a besos
sin dejarte rechistar.
Aparqué correctamente tu coche en el garaje, intentándolo varias veces,
volviendo nerviosamente hacia atrás y hacia delante para dejarlo recto al
milímetro, desesperándome en cada nueva frenada, en cada nuevo acelerón,
recordando a cada segundo aquella mano ajena sobre tu cintura, aquellos inmundos
labios acercándose a tu piel....
Finalmente frené y golpeé con ambas manos el volante con fuerza, e incliné mi
cabeza sobre ellas. Apretaba los dientes intentando reprimir un sollozo, un
grito de desesperación que liberara mi pecho de tanta frustración.
Pero el grito no salía. Sólo las lágrimas silenciosas caían.
Sentía que mi vida era como un coche en marcha sin frenos y sin piloto. Con el
peligro constante de chocar contra cualquier cosa o salirse del camino.
Había perdido por completo mi identidad.
No podía rehacer mi vida sin ti.
Estaba seguro que ningún otro hombre....ni ninguna mujer...... me satisfacería
en mi vida.
A parte de ti, Jaejoong, ¿Qué me quedaba?
Me habías robado el alma........
Para mi eras mentor, hermano, compañero, amante, primer amor..... y más
puro.... el único.
Aunque en el fondo ya lo supiera, había intentado engañarme todos estos años
atrás, intentando pensar que podía seguir adelante sin ti, en cualquier
sentido.
De que me había hecho un hombre, independiente, fuerte….que me había convertido
en lo que siempre quise ser. En lo que siempre quisiste que fuera.
Lloré y lloré sin poder evitarlo, como aquellas primeras veces lejos de casa y
sintiéndome solo, al comienzo de la carrera.
Cuando me cansé, mareado y dolido, congestionado de tanto llorar, volví a
entrar y fui directamente a dormir.
Pero me resultó imposible. De modo que en un arrebato cogí las llaves de mi
coche y conduje hasta seoul. Hasta casa de mis padres.
Y pasé allí el domingo esforzándome en olvidar cualquier cosa que me hiciera
daño. Sintiéndome protegido.
Cuando volvía sobre las 10 de la noche a casa, vi una llamada perdida tuya. Y
me apresuré aún más en volver.
La llamada había sido sobre el mediodía. Quizá cuando te habías despertado y no
me habías visto en casa. Cuando llegué las luces estaban apagadas. Subí a
cambiarme y ducharme, y al entrar en el cuarto de los ordenadores vi el tuyo
que siempre te dejabas encendido.
Y mi intuición hizo el resto.
Debería haber imaginado que una de las primeras cosas que haría sería mirar los
foros de las fans en internet, ya que nos lo tenían prohibido en el cuartel.
A Jae le encantaba saber qué pensaban y decían de él a cada momento. Así había
regido su vida durante muchos años.
El gran problema era que no encajaba bien los malos comentarios. De hecho no
los encajaba. Era demasiado sensible a ellos. Y esta había sido precisamente la
causa numero uno de todos sus problemas desde el comienzo de su carrera. Sus
altibajos, sus cambios de humor.
Por eso mismo, su psicólogo le había prohibido específicamente echarle un ojo a
todas esas páginas web.
Y lo que más me temía había ocurrido.
Entre las páginas web que había mirado sin descanso las últimas semanas,
encontró fotos clandestinas de él dentro de la base con un aspecto parecido al
que llevaba. Serían de quizá hace un mes.
Aunque muchas fans decían que le veían estupendo, comentarios vacíos en muchos
de los casos, muchas le criticaban duramente. Y eran las que más abundaban.
Por esta razón no le dejaba el psicólogo que lo viera.
Yo ni siquiera me molestaba en mirar esas cosas ya. Pero resultaba un adictivo
hábito para él.
Y así habíamos vuelto a los mismos comienzos......cuando nadie podía saber que
pensaba si quiera.
Cuando se cerraba en banda para el mundo entero, incluso mucho más que yo.
La diferencia es que a mi me costó, pero una vez me abrí no volví a cambiar.
Jaejoong, volvía a caer en estas actitudes muy a menudo con nosotros.
Tantos años a su lado.... y no era capaz de decirme que le habían destrozado
los comentarios.
Y yo sabía que no eran por los comentarios en si, había leído cosas sobre él
mucho peores. Era porque él así lo creía.
A pesar de que se me hacía raro, deseaba correr a su lado y decirle que se
equivocaba, que podía estar atractivo en el momento que quisiera.
Que su imagen, o al menos la imagen que siempre había dado, no encajaba con
estar en un cuartel.
Pero dudaba que todo eso le valiera.
Aún así, fui silenciosamente hasta la habitación, subiendo las escaleras a
zancadas.
Cuando entré, muy sigilosamente, le observé, aún no estaba dormido,estaba
sentado de espaldas a la puerta, frente a la ventana, con la persiana subida.
Miraba algo entre las manos a la luz de la luna.
Algo faltaba en la repisa de la ventana.
Era una foto mía con 13 años. Un poco antes de debutar, tenía mas o menos el
mismo aspecto que entonces.
Me quedé quieto donde estaba, observándole en la oscuridad.
Miraba fijamente mi foto. Era una en la que salía sonriendo con mis hermanas,
en un fin de semana que fue la familia de viaje.
Acercó una de sus anchas manos, y acarició la parte del cristal que estaba
sobre mi cara, sobre mi mejilla plasmada en la foto. Con sus fuertes dedos
sobre el frío cristal.
Me acerqué a él hasta que notó mi presencia. Me quedé de pie junto a él,
tapando la tenue luz que entraba por la ventana e iluminaba lo que había entre
sus manos.
Levantó la cabeza y a la luz pálida de la luna pude ver sus ojos brillantes de
lágrimas que nunca saldrían.
-Changmin ah.......- susurró al verme.- Al menos tú......aún me
quieres verdad?
Yo apreté los puños para evitar moverme del sitio. Para evitar dejarme desarmar
por esa mirada. No había fragilidad en ti, había abandono.
Y me dolía Jaejoong, me dolía como si me estuviera envenenando por dentro. Y
las manos me escocían, me picaban de no tocarte.
Me arrodillé frente a ti, sin dejar de mirarte a los ojos. Me acerqué un poco
mas, entre tus piernas abiertas, y te sujeté de las mejillas con las dos manos,
y suavemente apreté con mis pulgares tu piel, para que notaras que estaba allí,
y para saber que seguías ahí, que seguías siendo mi Jaejoong.
-¿No lo sabes ya?- Te pregunté sin poder evitar que me temblara la voz.- ¿NO lo
sabes ya?- te susurré acercándome a ti.- Mientras yo siga respirando..-susurré
con determinación frente a tus labios.-....nunca estarás solo.
-Changmin ah....- comenzaste a decir en lo que sonó más a un sollozo o una
suplica que a mi nombre, pero no te dejé seguir. Atrapé suavemente tus labios
entre los míos para detenerlos.
Para que si se movían, se movieran para mi.
Y sabían igual de dulce, aunque la piel por encima de tu labio estuviera áspera
por tu falta de afeitado. Seguía siendo tu boca....tu boca y su adictivo sabor.
El sabor de tu aliento mezclado con soju. Y me incorporé para recostarte sobre
la cama echando el peso de mi cuerpo sobre ti.
-Changmin ah...tu estás tan guapo como siempre..- lograste decir entre mis
labios, mientras colabas una de tus manos bajo mi camiseta.
Tocaste el pecho que tanto te gustaba, ahora mi piel estaba aún mas oscura de
lo que estuvo antes. Tersa y suave...para tus manos.
Me apoyé sobre las rodillas y me quité de una vez la camiseta. Tu te quedaste
quieto mirándome a contra luz sin saber si seguir o no.
¿Tenías miedo?
Yo también.
Pero no me importaba nada.
Te cogí de las manos y coloqué las palmas sobre mi pecho. Una de ellas subió
por mi cuello y la besé, mientras tocaba tu firme vientre y levantaba tu
camiseta. Te la quité a tirones, y justo después mis labios volaron a aquél
hueco que habían deseado tanto, aquel delicioso lugar sobre tu cuello, justo
detrás de la oreja. Ese al que tenía que acceder apartando tu cabello y ahora al
fin estaba despejado para mí.
Así que arañé con mis dientes de arriba abajo la piel de tu cuello dejando que
mi lengua humedeciera todo a su paso impregnando tu sabor en ella.
Que necesitado estaba de esta sensación. NI siquiera yo lo sabía.
Gemía junto a tu cuello, junto a la piel sobre tu clavícula, desesperado por
robarte hasta la última gota de sabor en tu piel.
Tu calor me recordó, que me había hecho un hombre enredado en tu cuerpo.
Que era esclavo de tus besos, esos que ahora repartías sobre mis hombros.
Te bese con la misma desesperación, arrasando tu pecho, hasta llegar a uno de
tus erectos pezones...no pude evitar morderlo con todo el cariño. Tan suave y
duro.. no me cansaba de jugar con él, de rozarlo contra mis labios.
Quería comerlo y succioné haciéndote gemír aún mas.
Bajé mi mano tocando el resto de tu cuerpo, hasta llegar a los pantalones de
camuflaje que llevabas. Ahora tus caderas sostenían los pantalones, y acaricie
los huesos cubiertos de tu fina piel, hasta colar por completo mi mano por
debajo de tus boxer negros. Tu miembro estaba tan endurecido como en sus
mejores momentos.
Me llené la mano con él, acariciándolo como sólo yo sabía.
Mientras te tocaba no podía evitar restregar el mio propio contra tu muslo, mi
excitación creía y crecía por momentos.
Me arrastraba y no me dejaba pensar….
Y cada vez era más difícil contenerme. Besé todos los músculos que ahora lucías
en tu abdomen, para arrancar el estúpido botón de tus pantalones de un fuerte
tirón con las dos manos. Noté como tus caderas se estremecían, y con una mano
aparté la molesta prenda elástica de ropa interior que escondía tus mejores
encantos de mi boca hambrienta.
Si, Jaejoong.
Hacía mucho tiempo que no hacíamos todo esto, mucho mucho tiempo.
Pero Sabías igual que yo que llevaba sin hacerte esto en concreto mucho más.
Por eso te estaba escuchando gemir sobre las sábanas antes aún de que empezara.
Por eso tu mano tironeaba de mis pantalones para sacarlos, por eso tu solo me
ayudabas a quitármelos con una sola mano, porque con la otra ya estimulabas mi
sexo, para volverme absolutamente loco y hacer de mí lo que quisieras.
Ya sabías bien lo que tenías que hacer conmigo.
Para provocarme....para llevarme al límite....
Me incliné sobre tus caderas, y sujeté tu miembro para estimularlo y jugar con
él, mientras mis labios se acercaban a tu entrepierna y con mi boca atrapaba
tus testículos.
Emitiste uno de esos roncos gemidos que me arrancaban una sonrisa de los
labios. Succioné con mi boca para torturarte un poco más, y me alejé.
Ya te tenía donde quería, jadeando, con las mejillas encendidas, y con esa
mirada suplicante en tus ojos morenos.
Ahora esta imagen tan masculina de ti sólo lo hacia todo mucho más salvaje.
Yo no podía dejar de jadear mientras me tocabas, tal y como a mi mas me
gustaba, teniéndome al borde.
Sin dejar de mirarte a los ojos, me puse a horcajadas sobre ti y sujeté tu
palpitante miembro de la manera mas posesiva posible, y sin perder el contacto
con tus ojos, le di la mejor de mis caricias con mi propia boca.
Escuché mi nombre de tus labios, una vez mas, y cerré los ojos para no perder
detalle de su sonido.
Y al cerrar los ojos, por un momento, pareció que el tiempo no había pasado. Y
estábamos en uno de esos lugares...perdidos del mundo....rincones hechos sólo
para nosotros. Cuando vivíamos lo más alto de nuestra carrera....en el mismo
limbo.
Dejé que mi lengua se moviera para saborearte, una y otra vez hasta que me
quedara satisfecho.
Y no abría los ojos para notar cada uno de tus sonidos que me hacía casi
estremecer, que me llenaba una y otra vez de ganas.
Si quería....sabía como hacer que todo terminara en un momento. Asi de bien
conocía tu cuerpo.
¿Cuánto tiempo llevabas sin notar una boca sobre tu piel?
¿Desde antes incluso de entrar al cuartel?
Deseaba creer que esa última persona que tocó tu cuerpo hasta el dia de hoy era
yo, pero lo dudaba.
Entonces, tu mirada perdida se fijó en mi. Hacía tiempo que no me mirabas a los
ojos mientras te hacía esto que tanto te gustaba.
Y empuñando tu propio miembro, empezaste tu juego favorito: darme de comer.
Tu cuerpo, tenso, agitado, temblaba de excitación, cuando acercabas lentamente
el dulce a mi boca.
Lo humedecías lentamente acariciando mi lengua con ello....rodeando la
superficie de mis labios, piel contra piel, suave y ardiente.
Te deleitabas con la visión de tu miembro paseándose por mi boca.
Te hacía suspirar y temblar de una forma incontrolable, exquisita para mis
sentidos.
Recorría incansable con mis manos tu cuerpo, tus muslos y tus caderas, tu
pecho...... dispuesto a no perderme el tacto de ni uno solo de tus músculos en
tensión.
Comenzaste a dejarte llevar, murmurando palabras obscenas....
...comenzaba mi parte favorita....
.esa en la que gemías casi como un gato y te revolvías sobre las sábanas
perdiendo de vista el mundo. Abandonándote a mi merced.........
Cuando comencé a notar que en cualquier momento terminarías, abandoné mi tarea
rápidamente y cubrí tu cuerpo con el mío.
Tenías mi cuerpo tan al límite con tus roces, que pensaba que en cualquier
momento me prendería en llamas.
Me acomodé sobre ti, y busqué ciegamente tus labios.
Dejé que nuestras bocas se acoplaran juntas así como nuestros cuerpos lo
hacían.
Noté tus brazos rodeándome, nuestros miembros rozándose, mientras rodábamos por
mi cama, pataleando para liberarnos de los pantalones en nuestros tobillos.
Revolvía tu corto pelo con mis manos, como solía hacer....repartiendo besos por
cualquier lugar de tu cuerpo a mi alcance, perdiéndome en este remolino, esta
marea......
...........esta inacabable tormenta que formaban nuestros sentimientos.
Para mí, esto era el paraíso.
CONTINUARÁ~~~~~~~~~~~~~~